lunes, 4 de noviembre de 2013

Superando traumas, descubriendo ángeles

Creo que nunca voy a olvidar el día de hoy.

He despertado nerviosa, rozando la histeria. Por fin iba a superar uno de mis mayores miedos, por fin iba a saber, por fin le plantaba cara a la incertidumbre.

Llevo años evitando esa prueba médica que me sacaría de dudas, pues la única vez que me la hicieron era una niña y fue tal carnicería que me juré a mí misma no repetir jamás.

Pero desde hace casi dos años mi conciencia me atormentaba más que nunca "¿ves ese bebé?" me decía. "Pues te necesita, más de lo que nadie te ha necesitado jamás. Si tú no te cuidas no podrás cuidarla a ella como merece. Y tú no quieres que ella sufra lo que tú has sufrido... ¿verdad?".

Cierto, le decía yo. Pero seguía posponiendo el momento. El trabajo, la conciliación imposible... Nunca era el momento ideal.

Hasta que hace unos días mi ángel de la guarda 2.0 descubrió mi temor. Me convenció que debía hacerme la prueba YA, sin excusas. Y me "avisó" de que podía ser muy pesada... Así fue. Insistió TODOS y cada uno de los días posteriores. Fue mucho más convincente que mi propia conciencia, mucho más. Puedo asegurar que aceleré los trámites por su "culpa", no quería defraudarla. Ella ha sido mi ángel protector desde que la conocí, y eso que aún no le he puesto piel... JAMÁS PODRÉ AGRADECERLE LO SUFICIENTE LO MUCHO QUE HACE POR MÍ AÚN SIN SER ELLA MISMA CONSCIENTE.

Pues hoy, al despertar, mucho antes de lo que tocaba, temblaba de nervios, literalmente. He ido superando los días de prueba (cuatro días duros, duros) gracias a mi niña. Cuando las fuerzas flaqueaban le miraba a los ojos, le abrazaba bien fuerte, y su risa me devolvía la fortaleza que parecía irse. Pero hoy los nervios ya se apoderaban de mí a última hora, de camino al hospital. Agarrada en todo momento a la mano de mi hombre, que me lo da todo y me aporta la tranquilidad necesaria, apartando fantasmas infantiles y supuestos malos resultados... Y han empezado a llover mensajes, privados y públicos, de ánimo.

Mis otros ángeles 2.0... Mi otra familia... Mi OHANA.

Ahí estaban también ellas, cómo no. Siempre están, pero cuando realmente se las necesita saltan como hienas, son como los mosqueteros, ¡todos para uno! Se unen, olvidan sus propios problemas, se vuelcan, te animan aunque ellas mismas necesiten ánimo también, te hacen reír para olvidar las lágrimas... Ahí estaban ellas, mis ángeles, con ese "todo irá bien" que me ha dado el último empujón.

La prueba ha ido perfecta, cero dolor, nada que ver con con el recuerdo tráumatico de mi infancia, y los resultados han sido fantásticos.

Así que aquí estoy, una vez pasado el efecto (fabuloso) de la sedación, dando las gracias eternas a mi vida 2.0, porque me ha hecho creer en los ángeles.

Aquí estoy, con un trauma menos y un montón de ángeles más. 

Ni que decir tiene que mi ángel número uno, el que vela por mí desde hace más de seis años, ese que me alegra la vida, el que jamás suelta mi mano, ha sido mi mayor apoyo, como siempre. Pero eso sería hablar del 1.0, y hoy se trata de agradecer a los 2.0...