lunes, 23 de marzo de 2015

Si llueve, que llueva

36 vueltas al sol... ¡Y cómo va cambiando el prisma!

He dejado de decir que sí por no contrariar. Ya no estoy de acuerdo con cualquiera solo por evitar su disgusto. 

También he cerrado mi círculo de conveniencia hasta límites insospechados. Tan cerrado que a veces creo que entraré solo yo. 
Selectiva a tope, cada vez me da más pereza escuchar voces lejanas. Que yo ya estoy muy bien como estoy, que no me vengan con cuentos, que ya estoy segura de mí (y lo que me ha costado), que lo estés tú de ti, que cada palo aguante su vela.

Miro con más ternura a los yayos que a los adolescentes, sintiéndome irremediablemente más cerca de los primeros que de los segundos.

Soy feliz rodeada de los míos, que cada vez son menos, y cada vez más míos.

Todo el tiempo que antes perdía en contentar a los demás ahora lo aprovecho para admirar lo que me gusta, recrearme en las pequeñas cosas, disfrutar de lo que antes ni llamaba mi atención. 

La sonrisa de un niño. 
El sol intentando hacerse ver entre las nubes. 
Las hojas de un árbol cayendo al suelo, creando una alfombra de colores. 
El chapoteo en el baño. 
La nieve a lo lejos. 
Saltar en los charcos. 
Saborear ese chocolate sin remordimientos.
Cada vez menos tele, cada vez más libros.
Tres segundos más en ese abrazo que para el mundo.
Canturrear bajo la ducha, aunque sea "Suéltalo", y en compañía.
Pisar la arena con los pies descalzos.
Tirarme por un tobogán gritando, sin tener en cuenta qué piensa quien mira.
Largos paseos recogiendo piedras que a sus ojos son diamantes.
Ensuciarme de pintura, meter las manos en ella.
Darle otra utilidad a la harina, la que sea, como sea, sin pensar en el aspirador.
Esa última página del libro, cerrar capítulo quedando un vacío, echar de menos a sus personajes. Fin de la historia.

Podría seguir eternamente... Porque estas 36 vueltas al sol han servido para mucho. Me hago mayor, de eso no hay duda. Con su parte negativa, que no consigo aceptar del todo: arrugas, canas, cansancio, pérdida de memoria... Pero con una parte positiva que lo inunda todo. 

Supongo que de eso se trata. Dar valor a lo que importa. A lo que te importa. A ti. 
Al final, cada uno da sus vueltas al sol, para qué esa obsesión por que sean las mismas rutas. 

Como dice el vídeo que os regalo a continuación... "Tanto preocuparse, y la gente seguirá enamorándose..."

"Si llueve, que llueva"